Muchos me preguntan ¿Qué estoy haciendo…?
Y la respuesta es siempre la misma, estoy jugando, me estoy divirtiendo… Mi vida me la gasté laburando. Me enamoré más de una vez, tengo hijos y una deuda pendiente conmigo, que con el tiempo me arrastró a la pobreza. Me miro en el espejo casi todos los días, como cualquiera de ustedes, pero con el paso de los años esa deuda me hizo una cicatriz, por no poder pagarla. En 2019 el cobrador tocó a mi puerta y me recordó una vez más la deuda que tenía, pensé que se había olvidado… Muchos no entenderán de que estoy hablando y otros dirán “este está loco” … puede ser. En la década de los ’80 formé parte de una banda de rock and roll, Ave Gama, que sin ninguna razón y sin pedir nada a cambio, me hizo un préstamo. Me prestó unos pibes locos por la música… por el rock and roll, nos prestó un altillo para ensayar, y uno de esos pibes tenía una genialidad tan grande que pocos la entendían, era como un viajero del tiempo, su música y sus canciones no tenían época, lo llamaban El Turco. Lo cierto es que Ave Gama después de muchos años dejó de tocar y allí es donde se apagó mi instrumento… Mi batería acústica. Los años no pudieron jamás callar las canciones de Ave Gama, que seguían sonando en mi cabeza… golpeando mi corazón. Hoy tengo 63 años y me animé a cantar en voz alta esas canciones que marcaron los años más felices de mi vida y me acompañaron en el resto. Y si alguno de ustedes siente la curiosidad y algún día me preguntan hasta cuándo… La respuesta es muy sencilla, hasta que ustedes quieran…
o hasta el día que el cobrador, me perdone la deuda.